Humildad
A menudo creemos que la humildad es inclinar la cabeza; ante las personas, ante las situaciones que vivimos e incluso ante nosotros mismos. Sin embargo, este "inclinar de cabeza" lo hacemos desde la culpa, vergüenza, victimismo, odio etcétera. Inclinamos la cabeza con resignación desde nuestro dolor y falta de aceptación por nuestras experiencias.
Consideramos humildes a las personas de bajos recursos o que tienen "menos", y creemos que aquellos con dinero o poder en automático deben de ser lo opuesto a humildes. Vemos humildad en aquellos que atraviesan situaciones dolorosas como enfermedades, duelos, guerras y pérdida; y juzgamos de "no humildes" a aquellos que viven en una mejor situación que nosotros.
¡Que arrogantes somos! Nos creemos expertos en conocer y etiquetar las batallas, las victorias y el estado de los demás cuando—con frecuencia—no podemos siquiera aceptar nuestras propias condiciones. Vamos por la vida luchando en contra de lo que la naturaleza (Dios, Creador, Universo, Fuente o nosotros mismos) nos ha puesto enfrente, sintiendo pena por nosotros mismos y a la vez juzgando e imponiendo nuestros juicios en los demás.
La caña de bambú sí que es humilde por inclinarse cuanto más crece. Pero no se inclina desde la culpa, la vergüenza o la falsa humildad. El bambú se inclina porque se ha rendido ante la naturaleza (la ley de gravedad) y por más grande y más reconocido que sea, tiene la humildad de aceptar su condición.
La verdadera humildad es aceptar donde estás y lo que vives; es aceptar la naturaleza y rendir tu arrogancia. La humildad es inclinarte, no desde la culpa sino desde la humillación (rendición) de saber que has estado tratando de defenderte de un huracán con tan sólo un paraguas.
En nuestra sociedad hay personas pobres y personas ricas que viven en verdadera humildad, aceptando lo que son y lo que tienen; sin culpa, sin odio, sin vergüenza y sin rencor. Hay también personas en ambos extremos de la escala socioeconómica que viven en falsa humildad, peleando contra sus circunstancias, avergonzados por lo que son o tienen y odiando a aquellos que no están en la misma "tormenta". Pelear contra nuestras tormentas es cansado, tú decides en que lado de la escala quieres estar; humildad o arrogancia.
Sé cómo el bambú. Reconoce tu fortaleza, tu majestuosidad y tu poder; aceptando que cuando la Naturaleza llama "todo lo que sube, tiene que bajar".